El Pontífice explicó que cuando Abraham recibió la llamada de Dios, "tenía más o menos nuestra edad. Estaba más bien camino a retirarse, para descansar. Era un hombre anciano con el peso de la vejez, esa vejez que trae el dolor, las enfermedades, pero él como si fuera un joven, un 'scout': levántate y ve. Mira y espera".
"Estas palabras de Dios son también para nosotros, que tenemos una edad como aquella de Abraham, y a nosotros hoy el Señor nos dice lo mismo: levántate, mira y espera. Nos dice que no es hora de poner nuestra vida en cierre, que no es hora de cerrar nuestra historia. El Señor nos dice que nuestra vida está todavía abierta, en misión, una misión que se resume en esas tres palabras: levántate, mira y espera".
El Obispo de Roma rechazó las acusaciones de "gerontocracia", gobierno de los ancianos, en la Iglesia, y señaló que los Cardenales y los Obispos, sobre todos aquellos que ya tienen una edad avanzada, deben ser como "abuelos" que enseñan a sus "nietos".
"Algunos, que no nos quieren demasiado, dicen de nosotros que somos la 'gerontocracia' de la Iglesia. Es una maldad, no comprenden lo que dicen, nosotros no somos viejos, somos abuelos, y si no sentimos esto tenemos que pedir la gracia de sentirlo, abuelos a los que miran sus nietos, a los que debemos dar un sentido de la vida con nuestra experiencia. Abuelos que no están cerrados en la melancolía de la historia, sino abiertos".