El Papa Francisco animó a no tener vergüenza en la oración para invocar a Dios y suplicar su ayuda con la confianza de que el Señor responde siempre.
"A veces parece que todo se derrumba, que la vida vivida hasta ahora ha sido vana. En estas situaciones, cuando parece que todo se derrumba, aparentemente sin escapatoria hay una única salida: el grito, la oración '¡Señor, ayúdame!'. La oración abre destellos de luz en la más densa oscuridad", advirtió el Papa en la audiencia general de este 9 de diciembre.
Al continuar con su serie de catequesis sobre la oración, el Santo Padre señaló que "la oración cristiana es plenamente humana" porque incluye la alabanza y la súplica y añadió que "cuando Jesús enseñó a sus discípulos a rezar, lo hizo con el 'Padrenuestro', para que nos pongamos con Dios en la relación de confianza filial y le dirijamos todas nuestras necesidades" ya que "pedir, suplicar, es muy humano".