El Papa Francisco presidió este 31 de diciembre la celebración de las vísperas de la Solemnidad de María Madre de Dios y Tedeum de agradecimiento por el año que hoy culmina, y aseguró que cuando Dios se encarnó, no se disfrazó de hombre, sino que se hizo hombre para compartir en todo "nuestra condición".
El Papa, que en su homilía también pidió por un mayor papel de los jóvenes en la sociedad, recordó que cuando Dios se hace hombre "decidió hacerlo en la pequeñez y en la fragilidad de un recién nacido; decidió acercarse personalmente y en su carne abrazar nuestra carne, en su debilidad abrazar nuestra debilidad, en su pequeñez cubrir la nuestra".
"En Jesucristo, Dios no se disfrazó de hombre –explicó–, se hizo hombre y compartió en todo nuestra condición. Lejos de estar encerrado en un estado de idea o de esencia abstracta, quiso estar cerca de todos aquellos que se sienten perdidos, avergonzados, heridos, desahuciados, desconsolados o acorralados. Cercano a todos aquellos que en su carne llevan el peso de la lejanía y de la soledad, para que el pecado, la vergüenza, las heridas, el desconsuelo, la exclusión, no tengan la última palabra en la vida de sus hijos".