En esta línea, el Santo Padre agregó que "quisiera que este camino no termine con estas catequesis mías, sino que se pueda continuar caminando juntos, teniendo 'fijos los ojos en Jesús', que salva y sana al mundo. Como nos muestra el Evangelio, Jesús ha sanado a enfermos de todo tipo, ha dado la vista a los ciegos, la palabra a los mudos, el oído a los sordos. Y cuando sanaba las enfermedades y las dolencias físicas, sanaba también el espíritu perdonando los pecados, así como los 'dolores sociales' incluyendo a los marginados".
Al referirse a los efectos de la pandemia, el Papa señaló la importancia de la contribución "a la nueva sanación de las relaciones con nuestros dones y nuestras capacidades" para "regenerar la sociedad y no volver a la llamada 'normalidad', que era una 'normalidad' enferma antes de la pandemia y la pandemia la ha evidenciado, porque esta normalidad estaba enferma de injusticias, desigualdades y degrado ambiental".
Para ello, el Santo Padre explicó que la 'normalidad' a la cual estamos llamados "es la del Reino de Dios" donde "el pan llega a todos y sobra, la organización social se basa en el contribuir, compartir y distribuir con ternura, no en el poseer, excluir y acumular" porque "al final no te llevarás nada a la otra parte" y subrayó la importancia de la ternura que "es la señal de la presencia de Jesús".