Nuevamente el Papa Francisco alertó contra los peligros de la "mundanidad" en la vida de las personas, un mal que enferma el alma de las personas también en la actualidad. Lo hizo en su homilía de este jueves en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta.
Comentando la parábola del Rico Epulón, el Pontífice explicó que "quizás fuera un hombre religioso, a su modo". Quizás "rezaba alguna oración dos, tres veces al año, seguramente iba al Templo a hacer los sacrificios y daba grandes donativos a los sacerdotes, y ellos con aquella pusilanimidad clerical se lo agradecían y le hacían sentarse en el puesto de honor". Pero no se acordaba de que delante de la puerta de su casa había un mendigo, conocido y lleno de llagas, "símbolo de la mucha necesidad que tenía".
"Cuando salía de casa, quizás el auto con el cual salía tenía los cristales oscuros para no ver fuera... a lo mejor, pero no lo sé... Aunque seguramente, sí, su alma, los ojos de su alma estaban oscurecidos para no ver".