Antes del rezo del Ángelus, el Papa Francisco señaló que el Evangelio del cuarto domingo de Adviento "pone de manifiesto la figura de María", y aseguró a los fieles que para celebrar de modo provechoso la Navidad, deben detenerse en "tres lugares" del asombro en la vida cotidiana: reconocer al otro como hermano, el estupor de la historia y la Iglesia.
Ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice reflexionó sobre el pasaje evangélico en que María visita a su prima Isabel.
"La Virgen, que lleva en sí un don y un misterio más grande aún, va a ver a Isabel y permanece con ella tres meses. En el encuentro entre las dos mujeres – imagínense – una anciana y la otra joven, es la joven, María, quien saluda en primer lugar".