Al recibir esta mañana en el Aula Pablo VI a cerca de siete mil miembros de la Unión Nacional italiana para el traslado de los enfermos a Lourdes y a los Santuarios internacionales (UNITALSI) con ocasión del 110 aniversario de su fundación, el Papa Francisco les aseguró que su trabajo no es asistencialismo o filantropía, sino el anuncio genuino del Evangelio de la caridad.

El Santo Padre calificó el trabajo realizado por UNITALSI como un "ministerio del consuelo".

Francisco indicó que los miembros de UNITALSI "son hombres y mujeres, mamás y papás, tantos jóvenes que, movidos por el amor a Cristo y a ejemplo del Buen Samaritano, frente al sufrimiento no giran la cara de la otra parte".

"¡Y esto de no girar la cara de la otra parte es una virtud. Vayan adelante con esta virtud!", exclamó.

El Papa indicó que por ellos, en vez de voltear la cara a otro lado, "tratan de ser mirada que acoge, mano que levanta y acompaña, palabra de consuelo, abrazo de ternura. No se desanimen por las dificultades y el cansancio, sino sigan donando tiempo, sonrisa y amor a los hermanos y hermanas que tienen necesidad".

El Santo Padre aseguró que "los pobres, también los pobres de salud, son una riqueza para la Iglesia; y ustedes de la UNITALSI, junto a tantas otras realidades eclesiales, han recibido el don y el empeño de recoger esta riqueza, para ayudar a valorizarla, no sólo para la misma Iglesia, sino para toda la sociedad".

Ante un contexto cultural y social que tiende por un lado a la resignación y por otro al descarte de personas, UNITALSI está llamada a ser un signo profético e ir contra esta lógica mundana, aseguró el Papa, añadiendo que es importante promover una real inserción de los enfermos en la comunidad cristiana, con una pastoral inclusiva en las parroquias y asociaciones.

"Se trata de valorizar realmente la presencia y el testimonio de las personas frágiles y sufrientes, no sólo como destinatarios de la obra evangelizadora, sino como sujetos activos de esta misma acción apostólica".

"Queridos hermanos y hermanas enfermos, no se consideren sólo objeto de solidaridad y de caridad, sino siéntanse insertados con pleno título en la vida y en la misión de la Iglesia".

El Papa les aseguró a las personas enfermas que "ustedes tienen un lugar suyo, un papel específico en la parroquia y en todo ámbito eclesial".

"Su presencia, silenciosa pero más elocuente que tantas palabras, su oración, el ofrecimiento diario de sus sufrimientos en unión con los de Jesús crucificado para la salvación del mundo, la aceptación paciente y también gozosa de su condición, son un recurso espiritual, un patrimonio para cada comunidad cristiana. ¡No se avergüencen de ser un tesoro precioso de la Iglesia!".

El Papa exhortó a encomendarse siempre a la Virgen María, y pidió "que Ella nos ayude a ser para cuantos encontramos en nuestro camino un reflejo de Aquel que es Padre misericordioso y Dios de toda consolación".