"Acompañar a los centros escolares, supervisarlos, impulsar protocolos sanitarios, realizar pruebas, vacunar al personal escolar, repensar la educación que se requiere hoy, desatar las solidaridades entre instituciones y personas, pero sobre todo, atender a toda la población en su conjunto e integralidad, sin dejar a nadie fuera".
Los obispos alentaron también a los religiosos y laicos comprometidos con la educación en instituciones públicas y privadas a "suscitar esfuerzos conjuntos de atención a la niñez, adolescencia y juventud. Hagamos redes entre instituciones educativas, destacando criterios como la prudente cercanía física, las necesidades reales, y la fraternidad".
"Cuidemos a nuestros maestros, para que ellos puedan cuidar a los niños, en plena comunión con las familias, directivos y la sociedad en general. Demos prioridad a las comunidades más vulnerables", continuaron.
Finalmente, los obispos resaltaron que "solo contemplando al Divino Maestro, podremos dejarnos impregnar de Su decidida entrega en bien de toda la humanidad, sin exclusión, descarte o discriminación alguna".