Una vacuna contra el coronavirus desarrollada a partir de líneas celulares que se originan en las células de un feto abortado en 1983 puede recibirse sin caer en pecado, afirmaron los obispos de Inglaterra y Gales en una declaración publicada el jueves.
"Algunos han cuestionado el uso de la vacuna AstraZeneca ya que se desarrolló a partir de líneas celulares originadas en las células de un feto abortado en 1983. La Congregación para la Doctrina de la Fe y la Academia Pontificia de la Vida han expresado la opinión de que se podrá en buena conciencia y por causa grave recibir una vacuna obtenida de esta manera, siempre que exista una distancia moral suficiente entre la presente administración de la vacuna y la acción ilícita original. En la pandemia de COVID-19, juzgamos que existe esta grave razón y que uno no peca al recibir la vacuna", dijo el 3 de diciembre Mons. Richard Moth, Obispo de Arundel y Brighton, y presidente del Departamento de Justicia Social de la Conferencia de Obispos de Inglaterra y Gales.
"Los católicos pueden en conciencia recibir cualquiera de las vacunas [contra el coronavirus] por el bien de los demás y de ellos mismos. En conciencia, uno puede rechazar una vacuna en particular, pero sigue teniendo el deber de proteger a los demás de la infección", escribió.