30 de octubre de 2005 / 3:51 p. m.
El Obispo de San Isidro, Mons. Jorge Casaretto, señaló que “si cada uno de nosotros no adquiere una recta conciencia” y comprende que toda acción “tiene repercusiones sociales” por lo que será muy difícil hablar auténticamente de cambio”.
El Prelado explicó que toda acción buena o mala repercute en la vida de la sociedad. Por ello, indicó, el cambio debe producirse en primer lugar “dentro nuestro”, comprometiéndonos en la “búsqueda y la construcción del bien común”.
“Frente a los desafíos de una sociedad que reclama justicia, de hombres y mujeres que buscan que se respeten sus derechos, de marcos jurídicos e institucionales que necesitan ser saneados y renovados, el término ‘cambio’ adquiere un valor mucho más profundo que simplemente una cara distinta”, explicó.
Mons. Casaretto recordó que el hombre es la base sobre la cual se podrán “renovar las ideas y las instituciones”. En ese sentido, se requiere que cada individuo testimonie “en su ambiente actitudes nuevas que pongan de manifiesto los principios y valores que todos anhelamos, pero que no siempre estamos dispuestos a respetar”.
Tras advertir que ninguna fórmula funciona “si no se aplica en un marco ético y moral adecuado”, el Obispo de San Isidro exhortó a los feligreses a renovar el deseo de vivir un cambio profundo haciendo presente “los valores y principios básicos que nos distinguen como personas y nos integran como argentinos en la construcción de una nueva sociedad”.