En la homilía de la Misa que presidió ayer en la localidad italiana de Palermo en su visita pastoral, el Papa Benedicto XVI exhortó a no caer en la tentación del desánimo que afecta a quien tiene una fe débil, y alentó a fortalecer y hacer sólida esta fe en Dios para vivir la vida cotidiana con esperanza y así "llevar la fuerza avasalladora del Evangelio".
Benedicto XVI reconoció que en Palermo y en toda Sicilia "no faltan ni dificultades ni problemas; pienso, en particular, en quienes viven concretamente su existencia en condiciones de precariedad, a causa de la falta de trabajo, de la incertidumbre por el futuro, del sufrimiento físico y moral y a causa del crimen organizado".
"Hoy estoy entre vosotros para dar testimonio de mi cercanía y de mi recuerdo en la oración. Estoy aquí para daros un fuerte aliento para no tener miedo de testimoniar con claridad los valores humanos y cristianos, tan profundamente enraizados en la fe y en la historia de este territorio y de su población", continuó.