La hermana Selestina Gavric, una monja carmelita de origen croata establecida en Islandia, conduce más de cuatro horas diarias para evangelizar a los católicos de su parroquia, cuyo territorio abarca unos 500 kilómetros.
"He visto a muchos católicos que se alejan de la Iglesia por falta de contacto personal. Nosotras salimos al encuentro. Cuando no veo gente en la iglesia, voy a buscarlos", asegura la religiosa en una reciente entrevista concedida a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN, por sus siglas en inglés).
"Si sé de alguna familia que tiene, por ejemplo, un hijo de siete años, voy a tocar la puerta de su casa. 'Si usted tiene un hijo de esta edad y es católico, él tiene derecho a conocer mejor su fe. Tenemos clases de catecismo para los niños. ¿Está usted interesado?'", cuenta que les pregunta.