14 de agosto de 2014 / 10:24 AM
La hermana Amparo Baquerano nació en el pequeño pueblo de Adiós, en Navarra (España) pero asegura que en España se siente casi una extraña porque lleva casi 30 años en Corea del Sur.
"Para llegar a Seúl hay que pasar por San Francisco Javier y por el espíritu de las Carmelitas Misioneras", explica la hermana. Y es que comparte la vocación de ir a las periferias y la tierra natal con el santo jesuita Francisco Javier.
Descubrió su vocación haciendo oración en la iglesia de San Ignacio que hay en Pamplona. "Me escondía detrás de una columna y allí rezaba todos los días unos quince minutos después de la Misa", recuerda y precisa que conoció entonces "el amor de Jesús y me pareció un amor eterno al que debía corresponder. Por eso me pareció que la mejor manera era la de hacerme religiosa. Por eso entré en las Carmelitas Misioneras con 21 años, después de haber estudiado magisterio y haber ejercido unos años".