"Hermana Margarita: ¿ese nombre le dice algo? ¿Y Anathalie Mukashema, su nombre de Bautismo? Tal vez usted no conoció a esa religiosa de las Misioneras de la Caridad -congregación más conocida como las 'Hermanas de la Madre Teresa de Calcuta'- pero ella es recordada por muchos adultos que viven en Fazenda Coutos III y también en Alagados, en Salvador de Bahía (Brasil)".
Así comienza la carta titulada "Uma semente chamada Margarida" (Una semilla llamada Margarita) que escribió Mons. Murilo Krieger, Arzobispo de Salvador de Bahía, para recordar los frutos que dejó en Brasil la religiosa ruandesa asesinada en Yemen.
Mons. Krieger indicó que la hermana Margarita llegó al país a los 25 años con la misión de atender a los pobres y ancianos. La describió como una mujer de pequeña estatura que "siempre estaba alegre, le gustaba jugar con los niños y visitar a las familias. Dondequiera que fuera le enseñaba a la gente a rezar el rosario".