Una de las personas que recibió ayuda de Misión Belén es Rafael de Jesús, una persona que, como consecuencia de diversos sufrimientos durante su infancia, cayó en un mundo de violencia, drogas y delincuencia. Luego de salir de la cárcel, vivió por seis años en las calles con una fuerte adicción al crack y comiendo de la basura.
"Cuando llegué a la Misión Belén, nadie me preguntó por lo que había hecho mal, sino que me abrazaron, me regalaron una sonrisa y me ofrecieron comida, un baño y ropa nueva. Yo llevaba la misma ropa y no me había lavado durante al menos dos meses. Sabía que Dios era misericordioso, pero no sabía hasta qué punto. Porque yo tuve muchas oportunidades y las desperdicié. Estaba convencido de que estaba perdido. Pensé que Dios ya había retirado su mano de mí y que moriría en la calle", contó el hombre.
Actualmente, Rafael es acólito y tiene previsto casarse. "Me siento humano de nuevo", aseguró a ACN.
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