A pesar de la destrucción causada por la guerra, en Siria sucediendo pequeños actos de solidaridad y amistad entre los creyentes de distintas religiones, tal como explicó fray Firás Lufti, franciscano sirio de la Custodia de Tierra Santa que se encuentra ahora en Damasco.
"En las últimas semanas Alepo está viviendo una gravísima situación por la escasez de agua. Las personas se ven obligadas, a veces, a hacer colas de muchas horas para llenar los bidones de agua para beber o lavarse. En nuestros conventos tenemos la suerte de tener pozos y, por eso, distribuimos agua a todos, cristianos y musulmanes, sin distinciones. Un día, cuando ya habíamos terminado de distribuir el agua, llegó un anciano pidiendo más. Era musulmán y había venido, a pesar del esfuerzo y la hora, no para sí sino para su vecina, una cristiana enferma".
"En otra ocasión, aquí, en la capital, me encontraba en casa de una señora cristiana que ha fallecido recientemente, llamado por sus parientes y amigos para rezar con ellos. Terminada la oración, cuando iba a salir me paró un hombre. Por su forma de hablar supe enseguida que era musulmán. Estaba emocionado y lloraba. Me dijo que había rezado por el alma de la difunta dos azoras del Corán y me preguntó si Dios aceptaría su oración por esta alma tan buena. Le pregunté: '¿Por qué ha rezado por ella?'. Me respondió que la difunta se había encargado de su sobrino y le había dado de comer".