En la solemnidad de María Inmaculada, el Papa Benedicto XVI señaló a la Virgen María como auténtico modelo de felicidad y santidad para los jóvenes de nuestro tiempo que, “fáciles víctimas de la corrupción del amor” y del "callejón sin salida del consumismo", “corren el riesgo de perder la esperanza porque parecen huérfanos del verdadero amor”.
Al mirar a María “reconocemos la grandeza y la belleza del proyecto de Dios para todo ser humano: llegar a ser santos e inmaculados en el amor, a imagen de nuestro Creador”, dijo el Santo Padre este mediodía durante el Ángelus que presidió desde su estudio en el Palacio Apostólico del Vaticano.
“¡Qué gran don es tener por Madre a María Inmaculada! Una Madre esplendorosa de belleza, transparente al amor de Dios. Pienso en los jóvenes de hoy, que crecen en un ambiente saturado de mensajes que proponen falsos modelos de felicidad”, señaló ante miles de peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro.