En momentos que la sociedad chilena pasa por una crisis de confianza respecto a la clase política, el empresariado y las instituciones, 500 jóvenes graduados de la Academia Nacional de Líderes Católicos (ALC), quieren marcar la diferencia y transformar la vida pública con una clara impronta cristiana.
Tras un intenso año de formación y a los pies de la Virgen Inmaculada Concepción en el cerro San Cristóbal, los jóvenes participaron el 29 de noviembre en una Misa presidida por el ex secretario general del CELAM y actual Obispo castrense de Chile, Mons. Santiago Silva.
En su homilía, Mons. Silva se refirió a cuatro características que todo líder católico debe tener: la obediencia "porque un líder no tiene que responder a sus instintos y proyectos, sino hacer como Cristo, que decía que su alimento era hacer la voluntad del Padre" y la empatía ya que "sólo la cercanía, la amistad y el amor son fuentes de conocimiento profundo del otro".