Bidhan Kamol Rosario, cristiano de Bangladesh, afirma con orgullo que "nosotros somos cristianos". Señala que las autoridades les persiguen por comulgar con el vino con la justificación de que el islam prohíbe el consumo de bebidas alcohólicas.
"El vino es la santa sangre en nuestra religión. Si lo bebemos y salimos, las fuerzas de seguridad nos lo hacen pasar mal. Nos dicen: '¡Eh, tú! ¡Ven aquí!'. Entonces huelen nuestro aliento y nos preguntan si hemos bebido vino. Si decimos que sí, nos llevan a la comisaría de policía y nos piden que los sobornemos. Pueden pedirnos entre 50.000 taka (612 dólares) y 100.000 taka (1.225 dólares)".
El P. Jayanta Gomes, sacerdote diocesano, muestra su esperanza en que la presencia del Papa ayude a los cristianos del país, pero también para los refugiados "rohingya", que huyen de la persecución que sufren en Myanmar.
"Creo firmemente que la visita del Papa Francisco será muy significativa para todos los bangladesíes. En especial, creemos que hablará sobre el desplazamiento de la comunidad rohingya. No esperamos otra cosa que deseos de paz y armonía".