La historia del diplomático católico que salvó 40 mil judíos del holocausto

La historia del diplomático católico que salvó 40 mil judíos del holocausto
José Arturo Castellanos / Foto: Wikipedia (Dominio Público)

José Arturo Castellanos fue un católico de El Salvador que durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como diplomático en la ciudad de Ginebra (Suiza) y allí logró salvar a 40 mil judíos del exterminio de los nazis.

Este gesto hizo que en julio del año 2010 se le concediera póstumamente el título de "Justo entre las naciones" otorgado a los no judíos por Yad Vashem, una institución del gobierno de Israel constituida para honrar la memoria de los mártires y héroes del Holocausto.

Este título también ha sido otorgado a sacerdotes, religiosas y otros laicos que salvaron a los judíos en esa época.

En julio de 2016, el Papa Francisco tuvo un encuentro en el campo de concentración de Auschwitz (Birkenau), ubicado en Polonia, con los representantes de algunos "justos entre las naciones" que ya habían fallecido.

José Arturo Castellanos nació en 1893 en El Salvador en el seno de una familia católica y de militares. En su juventud decidió ingresar al ejército al igual que su padre y comenzó a desarrollar una brillante carrera. En 1930 viajó a Europa para completar su educación.

Una biografía suya publicada en el sitio web de Yad Vashem indica que a los 44 años el coronel Castellanos fue enviado como diplomático a Inglaterra y en 1938 fue designado a Alemania.

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Allí fue testigo de la persecución a los judíos por el régimen nazi. Ante esto preguntó a sus superiores si podía concederles visas para que estos pudieran escapar del país, pero su petición fue negada.

Sin embargo, Castellanos no se rindió y en 1939 envió una carta al Ministro de Relaciones de El Salvador donde describió la situación de los judíos y le pedía ayuda. Este requerimiento también le fue negado.

El sitio web del documental "Castellanos Movie", elaborado por sus nietos Álvaro y Boris Castellanos, señala que el coronel desobedeció las órdenes recibidas del gobierno de su país y comenzó a extender visas y nacionalidades salvadoreñas a los judíos para evitar que fueran enviados por los nazis a los campos de concentración, donde eran obligados a realizar trabajos forzados en condiciones inhumanas o asesinados.

En 1942, Castellanos asumió el cargo de cónsul de El Salvador en Ginebra. Allí nombró a George Mandel-Mantello, un refugiado judío de origen rumano que era amigo suyo, como primer secretario del consulado para llevar a cabo la "acción salvadoreña".

El coronel autorizó a Mandel-Mantello a entregar de forma clandestina pasaportes y certificados de ciudadanía salvadoreña a los judíos. La institución Yad Vashem explicó que quienes obtuvieran estos beneficios estaban a salvo debido a que El Salvador era considerado un país neutral, al no ser partidario de ninguno de los bandos que combatieron durante la Segunda Guerra Mundial.

Castellanos hizo que la expedición de más de 13 mil documentos salvadoreños no tuviera ningún costo. Estos papeles fueron enviados a través de sus contactos a los judíos que residían en Francia, Hungría, Alemania, Holanda, Eslovaquia y Rumania.

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Según indica el sitio web de "Castellanos Movie", bastaba con la emisión de un solo documento para salvar a una familia completa.

A través de esta labor desarrollada entre los años 1942 y 1945, Castellanos logró salvar a unos 40 mil judíos. La institución Yad Vashem destacó que tras las elecciones de 1944, el nuevo presidente de El Salvador, Salvador Castaneda Castro, hizo que su país se involucrara en la protección de los judíos en lugares como Hungría y brindó apoyo a Castellanos en su misión de rescate.

Actualmente miles de estos certificados que otorgan la nacionalidad salvadoreña a los judíos en Europa se encuentran exhibidos en el Museo del Holocausto en Washington (Estados Unidos).

Castellanos se casó con María Schürmann, originaria de Suiza, y la pareja tuvo tres hijos. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial en 1945 fue enviado a Londres y se jubiló en 1972 a los 79 años de edad.

Regresó a El Salvador donde llevó una vida tranquila hasta que falleció en 1977, sin que se le otorgara ningún reconocimiento por su labor de rescate a los judíos.

Después de su muerte, diversas instituciones comenzaron a realizar homenajes en memoria del coronel Castellanos.

En el año 2010, cuando se anunció que se le otorgaría el título de "Justo entre las naciones", el Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador, Hugo Martínez, dijo que el diplomático salvadoreño se "destacó por su humanismo y por su trabajo en beneficio de una población que en su momento era perseguida y que estaba amenazada existencialmente".

Por su parte, el embajador de Israel en el país centroamericano, Mattanya Cohen, indicó que Castellanos es el cuarto latinoamericano en recibir este homenaje.

A fines de junio de 2017 las embajadas de Israel y El Salvador ante la Santa Sede realizaron un evento en Roma (Italia) para honrar la memoria y el trabajo de  José Arturo Castellanos. Allí también se transmitió un video del testimonio de un judío que consiguió la ciudadanía salvadoreña y pudo escapar con su familia.

Un comunicado de prensa donde se anuncia este evento, publicado en el sitio web de las Misiones Diplomáticas de Israel en el Mundo, describió que Castellanos "en una época donde muchos permanecieron indiferentes antes los sufrimientos del ser humano, él fue uno de los pocos héroes que enfrentaron un mal absoluto para salvar la vida de miles de judíos".

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