23 de septiembre de 2013 / 12:16 PM
El Papa Francisco explicó que todas las personas están llamadas a vivir el amor y la caridad concreta, especialmente ante las personas más necesitadas como los pobres y los reclusos, y que estas obras de solidaridad deben hacerse de corazón y con humildad, ya que no pueden ser "un asistencialismo para tranquilizar conciencias".
Así lo indicó el Santo Padre ayer en Cagliari (Italia) en su encuentro con los presos y con un grupo de pobres que reciben asistencia de la Cáritas local en la Catedral. El Papa dijo "gracias a todos por estar aquí, hoy. En vuestros rostros veo fatiga, pero también esperanza. Siéntanse amados por el Señor, y también por tantas personas buenas, que con sus oraciones y con sus obras, ayudan a aliviar los sufrimientos del prójimo".
"Yo me siento en casa aquí. Aquí sentimos en modo fuerte y concreto que somos todos hermanos. Aquí el único Padre es nuestro Padre celeste, y el único Maestro es Jesucristo. Y lo primero que quiero compartir con vosotros es la alegría de tener a Jesús como maestro y modelo de vida. Todos nosotros tenemos dificultades, todos. Todos los que estamos aquí, todos, tenemos miserias... fragilidad. Ninguno aquí es mejor que el otro, todos somos iguales ante el Padre. Todos".