El Papa Francisco vio "con inmensa tristeza" la imagen de los cuerpos de Óscar y su pequeña hija Valeria de solo 23 meses, ambos de El Salvador, que murieron ahogados al tratar de cruzar el Río Bravo –conocido también como Río Grande– entre México y Estados Unidos.
Óscar y Valeria partieron de El Salvador junto a la madre de la niña, Tania, en abril de este año. El domingo 23 de junio, en un desesperado intento por llegar a tierras estadounidenses, padre e hija fueron arrastrados por las aguas del río a la altura de las ciudades de Matamoros, en México, y Brownsville, en Estados Unidos.
Sus cuerpos fueron encontrados a la orilla del río pocos kilómetros más allá. Las autoridades salvadoreñas han ofrecido su colaboración para repatriar los cadáveres a su país de origen.