La Capilla de Piedra de Santa Catalina, construida sobre una roca de granito gigante en la Arquidiócesis de Denver, estado de Colorado (Estados Unidos), soportó con firmeza un torrente de rocas, lodo, escombros y agua el 14 de septiembre, en medio de las intensas lluvias que han azotado la región desde el 9 de este mes.

La iglesia fue construida en 1935 por Monseñor Joseph Bosetti en 1935, con la intención de ser un símbolo de la fuerza de la roca sobre la que se erigió.

En declaraciones recogidas por 9 News, Brenda Brown, asistente a la capilla, señaló que "todos están de acuerdo de que este (alud) fue de proporciones bíblicas".

"El poder del agua era aterrador", dijo Brown.

A su paso, el torrente de agua y escombros dejó llano un sector poblado por grandes árboles. Sin embargo, al chocar con la iglesia simplemente pudo rodear la estructura, sin poder tumbarla.

La capilla no ha sufrido ningún daño, ni hay agua o lodo perjudicando su interior.

De acuerdo a Brenda Brown, "algunos toman esto como una señal de desaliento, pero por el contrario, la mayoría de nosotros están mirando esto como 'hola, la roca está ahí'. La capilla está ahí. Dios está ahí. La fe es real y aquí está un símbolo de eso".

El templo católico fue visitado en 1993 por el Beato Juan Pablo II, que caminó además por los alrededores.

Una señal está colgada en el camino recorrido por el Beato, con la inscripción "El Sendero de Juan Pablo II" y una pintura que asemeja al Papa peregrino.

Ese letrero y la pintura lograron también escapar de los daños del torrente de agua y escombros, a pesar de encontrarse a poca distancia de un sector completamente arrasado.

Ya se están realizando trabajos para limpiar de escombros los alrededores de la capilla, habitualmente usada para servicios religiosos, matrimonios y visitas turísticas.