"Estamos empezando a ser ya una Iglesia perseguida", fueron las palabras de Mons. Silvio Báez, Obispo Auxiliar de Managua, luego que paramilitares y simpatizantes del Gobierno lo atacaran junto al Cardenal Leopoldo Brenes y el Nuncio Apostólico, Mons. Waldemar Sommertag el pasado 9 de julio.
Ese día, los obispos fueron atacados por grupos afines al Gobierno de Daniel Ortega en la Basílica de Menor de San Sebastián de la ciudad de Diriamba, un hecho que fue condenado por la comunidad internacional y por los episcopados de varios países.
En declaraciones a DPA, el Prelado denunció que el pueblo de Nicaragua "está indefenso frente a esta barbarie y todos somos vulnerables". Además, "no hay ley a la que recurrir ni autoridad confiable", añadió en la entrevista difundida el 13 de julio por la Deutsche Welle.