Fallecido Mons. Agustín Román donó 60000 dólares para diócesis Cubana

El recientemente fallecido Mons. Agustín Román, Obispo Auxiliar Emérito de Miami, considerado como un gran líder del exilio de Cuba, dejó en herencia una donación de 60,000 dólares para la diócesis cubana de Matanzas.

En un comunicado difundido el 11 de junio, el Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, anunció la donación recordando que Mons. Román fue ordenado en la diócesis de Matanzas en 1959.

El mensaje recordó el gran amor que mantuvo el Obispo auxiliar de Miami por su país natal y el generoso apoyo que siempre realizó por la Iglesia en Cuba durante toda su vida.

Para la Arquidiócesis de Miami, el regalo de Mons. Román ilustra claramente el tema de la gran celebración jubilar por el 400 aniversario de Nuestra Señora de la Caridad, patrona de Cuba, "A Jesús por María, la caridad nos une".

La donación fue enviada al Obispo de Matanzas, Mons. Manuel de Céspedes.

Mons. Román fue expulsado de Cuba junto a otros 132 sacerdotes, el 17 de setiembre de 1961, y llegó a la Arquidiócesis de Miami en 1966. Ahí comenzó sus esfuerzos para recoger las donaciones que permitieron construir el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad, de inmenso valor para los exiliados cubanos.

Según reseña la Arquidiócesis de Miami, Mons. Agustín Román fue ordenado Obispo auxiliar de esta en 1979, y, a pesar de presentar su renuncia en 2003, se mantuvo activo en las labores del Santuario y en el trabajo arquidiocesano hasta su muerte.

En diciembre de 1986 intervino cuando un grupo de detenidos cubanos en la cárcel federal de Atlanta, Georgia y en la de Oakdale, Luisiana, se sublevaron por su indefinida estancia en prisión y la posibilidad de ser devueltos a Cuba.

Los mismos presos reclamaron la presencia de Mons. Román como mediador en las negociaciones con los agentes federales. Muchos de los presos o sus familiares habían mantenido correspondencia escrita con el Obispo desde su llegada al país en 1980 desde el puerto de Mariel, Cuba.

Esta mediación, que logró que no hubiera derramamiento de sangre ni enfrentamientos, hizo que diversos medios de prensa lo llamaran "héroe", a lo que el Obispo contestó: "Un obispo, un sacerdote, es un servidor y no un héroe".