Ser numerario del Opus Dei implica que se es célibe y que renuncia a casarse. Pero el P. Luis Felipe asegura que nunca tuvo problemas por vivir distinto al resto de compañeros. "Siempre me han respetado y yo he respetado a los que vivían de otra manera. Yo hablaba de mi vida con la gente, porque éramos amigos, como lo más natural del mundo", asegura.
Además explica que la vida entregada a Dios y el deporte tienen muchos puntos en común: "Haces penitencia al igual que te entrenas porque quieres alcanzar un bien mayor, una meta más alta".
"Compaginar el estudio y el entrenamiento no era sencillo, pero lo hacía cara a Dios y por eso procuraba hacerlo muy bien. En la esencia está pasar por encima de las dificultades. En la vida hay que tener mucho espíritu deportivo, la vida es comenzar y recomenzar pero siempre con una meta. Y con alegría. En la vida no te eliminan al tercer intento sino que siempre se puede recomenzar. El intento más importante que tenemos es del ahora", explica.
Durante el tiempo que estuvo preparándose en Roma coincidió en varias ocasiones con el fundador del Opus Dei. "Recuerdo que San Josemaría me dijo: 'Está muy bien que te prepares para las Olimpiadas pero al mismo tiempo que te preparas para el salto final aunque sea dentro de mucho. Tendrás dificultades, alegrías, sinsabores, pero se trata que todo te lleve a prepararte para el salto final'".