Al respecto, aseguró que "la voluntad de Dios es mejor que la mía".
Ciertamente, Dios tenía un plan para Butker, y ese plan involucró las oraciones de un miembro del Colegio de Cardenales que vio el partido en el Arrowhead Stadium en Kansas City, Missouri.
Sin saber si su tobillo torcido se curaría a tiempo para jugar, Butker invitó al Cardenal Raymond Burke, Arzobispo Emérito de la Arquidiócesis de St. Louis (Estados Unidos), amigo suyo, a un partido en casa contra los Buffalo Bills.
Butker regresó al campo esa misma semana, atribuyendo la mejoría a la providencia de Dios. Luego rompió un récord personal y de los Chiefs al patear un gol de campo de 62 yardas (57 metros aproximadamente), algo que atribuye en parte a las oraciones del Purpurado.