Las Hermanas Apostólicas de Cristo Crucificado, extendidas hoy por España y América Latina, rezan por un milagro que culmine con la beatificación de su fundadora, María Séiquer Gayá, una viuda murciana que se consagró al servicio de Dios y vivió la misericordia al punto de cuidar de los asesinos de su esposo, un mártir de la Guerra Civil Española.
María Séiquer nació en Murcia, España, en 1891, y se casó en 1914 con Ángel Romero, un médico otorrino conocido entre sus vecinos por su honradez y su actitud servicial. En su finca Villa Pilar instalaron una capilla pública donde María daba catequesis a los niños y su esposo atendía gratuitamente a los más pobres un día a la semana.
Cuando la persecución anticatólica llegó a Murcia hacia el año 1931, Ángel decidió entrar en política para defender a la Iglesia y se convirtió en blanco de los violentos.