Las confesiones que suscriben la declaración sostienen, además, que el respeto por la dignidad humana y sus derechos "son signos del progreso y la prosperidad de una sociedad". En consecuencia, no puede considerarse que suponga "un retroceso o sea contrario a la libertad".
Respecto de las situaciones complejas, en las que se da un aparente conflicto de derechos, se afirma que estos "profundos dilemas éticos y morales no pueden resolverse de forma genérica con el sacrificio de uno de los derechos fundamentales afectados (en este caso, el derecho a la vida) haciendo prevalecer el otro".
En conclusión, los representantes de las diferentes confesiones se declaran "unidos en la defensa de la vida, de la dignidad humana y de los derechos humanos" y ruegan a sus fieles, a la sociedad y a la comunidad política "que reflexionen una vez más y asuman el compromiso de cooperar y trabajar juntos para que toda vida humana sea protegida y custodiada como un don de Dios, dotado de la más alta dignidad".
La declaración ha sido firmada por el Dr. Mohamed Ajana, secretario de la Comisión Islámica de España; Mons. Bessarion, Metropolita de la Iglesia ortodoxa del Patriarcado Ecuménico; y Mons. Timotei, de la Iglesia ortodoxa del Patriarcado de Rumanía.