¿Es verdad que el Papa Francisco piensa crear un “superministerio”?

¿Es verdad que el Papa Francisco piensa crear un “superministerio”?
Foto Daniel Ibáñez / ACI Prensa

En los últimos días una fuente católica ha hecho circular una información según la cual el Papa Francisco, mediante una constitución apostólica, elevaría un dicasterio a nivel de "superministerio" para la evangelización, que sería el resultado de la fusión de la existente Congregación para la Evangelización de los Pueblos que actualmente preside el Cardenal Fernando Filoni; y el diminuto Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que preside el Arzobispo Rino Fisichella.

Según la fuente, este "superdicasterio" estaría además por encima de la Congregación para la Doctrina de la Fe. La verdad es que dicho superdicasterio ya existe hace siglos y se llama Propaganda Fide.

A continuación el análisis del canonista Ed Condon, bureau chief de la oficina de Washington de nuestra agencia hermana Catholic News Agency (CNA):

Hay gran expectativa por la futura aprobación del Papa Francisco de una nueva estructura para la Curia del Vaticano. Aunque se cree que la constitución apostólica que le dará forma no saldrá sino en varias semanas más, algunos observadores de la Iglesia han comenzado a especular sobre cómo sería la reorganización y cuál sería su significado.

Predicate Evangelium, como se espera se titule la constitución, será la conclusión de seis años de trabajo del Papa Francisco y su Consejo de Cardenales para adaptar mejor las oficinas de la Curia a las necesidades actuales de la Iglesia.

Entre sus provisiones, se espera que la nueva constitución integre el trabajo de varios departamentos pequeños en algunos más grandes. Eso significaría una extensión de lo que ya ha estado haciendo en los últimos años el Papa, que ya ha hecho que varios pontificios consejos se fusionen en las conocidas congregaciones, pero con el título simple de dicasterio.

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Uno de los cambios más anticipados y comentados es la creación de un "superdicasterio" que sería el resultado de la fusión de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, conocida como Propaganda Fide, con el pequeño Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, creado por el Papa Benedicto XVI en 2010.

En realidad, esto sería una adquisición y no una fusión, ya que Propaganda Fide, encargada de las labores misioneras de la Iglesia y algunos territorios, tiene un portafolio bastante más amplio y significativamente más responsabilidad administrativa que el consejo de nueva evangelización.

Sin embargo, curiosamente se ha lanzado la predicción de un rol más prominente para Propaganda Fide. Siendo ya uno de los departamentos curiales más grandes, tiene un tamaño y alcance que ciertamente excede casi a cualquier otro.

Su aparente expansión a un llamado "superdepartamento" ciertamente sorprende a los expertos y miembros de la curia que consideran que ya es, de hecho, un "superdepartamento" del Vaticano desde hace varios siglos.

Beneficiaria de siglos de dedicados legados, Propaganda Fide es también el departamento curial más autónomo financieramente. Durante los primeros intentos de Francisco para imponer la transparencia financiera en la curia, un miembro de la Prefectura de Economía hizo notar que Propaganda Fide tenía probablemente un portafolio y un presupuesto mayor al de la APSA, el banco central del Vaticano.

Si bien es difícil ver cómo tal departamento podría ser mediblemente "más grande", muchos de los comentarios que rodean a su supuesta elevación en las reformas que están por venir sugieren un cambio en importancia. Algunos han  señalado que "reemplazará" a la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) como el departamento "supremo" del Vaticano. Tales predicciones parecen expresar un punto de vista fuera de lugar respecto a cómo está constituida la curia y cómo funciona en realidad.

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Que se considerase a la CDF como la congregación "suprema" surgió del hecho de que existía la costumbre de que el Papa personalmente servía como jefe del dicasterio. Esa práctica, junto con el uso de la palabra "suprema" en su título, se abandonó hace décadas.

La idea misma de una jerarquía de departamentos malentiende la propia concepción de la Iglesia respecto a la curia, que existe solo como una extensión del oficio papal, al servicio de toda la Iglesia.

En Pastor Bonus, la constitución apostólica que actualmente rige al Vaticano, el Papa San Juan Pablo II describe a la curia como al servicio de la unidad, trabajando para fortalecer la unidad del mundo de los obispos y las diócesis con el Papa y con cada uno en comunión con el otro, que es lo que define el catolicismo: comunión de la fe, de los sacramentos y de la disciplina.

En el año 1198 el Papa Inocencio III describió a los oficiales de la curia como "extensiones de nuestro propio cuerpo" encargados de las tareas que haría el mismo Papa si el tiempo lo permitiese.

A través de la historia, distintos departamentos han parecido tener más o menos prominencia, dependiendo de las prioridades del Papa en un momento determinado y la situación a la que se orientaba.

Al no tener una autoridad inherente propia y al ser solo una creación práctica de la ley eclesiástica (y no divina) todo departamento curial existe como una expresión de la propia autoridad del Papa. Si un departamento u otro parece más prioritario según las circunstancias del momento, sugerir que una expresión de la autoridad papal "está por encima" de otra es simplemente contradictorio para el propio entendimiento de la Iglesia.

La comparación específica de Propaganda Fide con la CDF ofrece una ilustración útil del trabajo esencialmente complementario de todos los departamentos del Vaticano.

La responsabilidad de la CDF, en su esencia, es la vigilancia. Preocupada por proteger a la Iglesia del error en fe y moral, atiende asuntos que van desde el veto de obras teológicas hasta el juicio canónico de crímenes contra la fe, incluido el abuso sexual.

Pero como oficina de vigilancia, el trabajo, en un sentido, llega a ella. La CDF no tiene un territorio geográfico o una "función misionera". No coloca funcionarios alrededor del mundo para realizar su trabajo.

De otro lado, Propaganda Fide tiene una función dinámica y global. Encargada de toda la labor misionera de la Iglesia y de supervisar la presencia institucional de la Iglesia en largas franjas en todo el globo, que incluyen a China y otros lugares donde no se ha erigido diócesis o aún no pueden sostenerse por sí mismas.

En un tiempo en el que mucha de la preocupación de la Iglesia se concentró en un mundo que era institucionalmente cristiano pero proclive a grandes controversias doctrinales, especialmente en los siglos que siguieron a la reforma protestante, el rol de la CDF ha sido de especial importancia.

Con el ingreso de la Iglesia en el tercer milenio concentrada explícitamente en la "nueva evangelización" de una cultura secularizada, el mandato de Propaganda Fide tiene casi una aplicabilidad universal, algo que ya se refleja en el relativo tamaño de su personal y de recursos en comparación con otros departamentos.

Las sugerencias de que los futuros cambios curiales reflejan un giro en las prioridades esenciales de la Iglesia, parecerían errar en cuanto a la unidad esencial del trabajo de la curia en el servicio a la misión básica de la Iglesia de anunciar el Evangelio siempre y en todo lugar.

Por ejemplo, ver el trabajo de Propaganda Fide como algo separado, subordinado o superior al de la CDF parece sugerir un entendimiento errado según el cual el acto de predicar la buena nueva está en conflicto con el contenido del mensaje.

Aunque se espera que la publicación del documento final no se dé sino hasta el próximo mes, Francisco ya ha señalado que su objetivo en cuanto a las estructuras curiales es que estén mejor organizadas para servir a su propósito y reflejen la misión evangélica de la Iglesia.

Se servirá mejor a la misión con una curia constantemente reorientada a su propósito, pero reconociendo que se requiere un correcto entendimiento de la naturaleza misma de la curia.

Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA

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