La situación de los derechos humanos en Bielorrusia, tras la impugnación de los resultados electorales del pasado 9 de agosto, es cada vez más delicada. A la represión de las manifestaciones contra el presidente Aleksander Lukashenko, acusado por los opositores de fraude electoral, se une la persecución de la libertad religiosa.
El Arzobispo de Minsk-Mohilev, y presidente de los Obispos bielorrusos, Mons. Tadeusz Andrusiewicz, se encuentra desde el pasado 31 de agosto, exiliado después de que la policía le impidiera volver al país tras haber estado en Polonia para participar en una celebración litúrgica.
Desde el inicio de la crisis, la diplomacia vaticana no ha dejado de realizar esfuerzos para permitir el regreso de Mons. Andrusiewicz, lograr que se respete el derecho a la libertad religiosa y los demás derechos humanos y favorecer el diálogo con la oposición.