En la Misa que celebró esta mañana en la capilla paulina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Papa Benedicto XVI conmovió a los presentes con una homilía muy personal en la que admitió que ya comenzó la última fase de su vida, recordó los gestos de Dios desde su infancia y reflexionó sobre los santos que lo han inspirado desde su nacimiento.
“Me encuentro ante el último tramo del recorrido de mi vida y no sé qué me espera. Sé, sin embargo, que la luz de Dios está allí, que Él ha resucitado y que su luz es más fuerte que cualquier oscuridad, sé que la bondad de Dios es más fuerte que todos los males de este mundo. Y esto me ayuda a proceder con seguridad. Esto nos ayuda a seguir hacia adelante, y en esta hora agradezco de corazón a todos los que continuamente me permiten percibir el ‘sí’ de Dios a través de su fe”, afirmó el Pontífice en alemán ante su hermano Georg y sus más cercanos colaboradores.
Hablando en alemán y ante sus compatriotas, el pontífice dijo que santa Bernadette, la vidente de Lourdes, y Benito José Labre, un santo del siglo XVII conocido como el “peregrino de los mendigos”, son las dos figuras de referencia que ha tenido desde pequeño.