En su homilía, el Cardenal Sturla describió al beato como "un fruto preciado de nuestra tierra, de nuestra Iglesia". "Era una figura extraordinaria, con una armonía de naturaleza y gracia propia de los santos. Era un hombre firme, con buen humor, que confiaba en la Providencia", recordó.
Mons. Wolcan, por su parte, contó a los uruguayos residentes en Roma que la masiva asistencia de fieles a la Misa de beatificación es un reflejo de la huella de Mons. Jacinto Vera en todo Uruguay.