"Vivíamos en los cuarteles y cuando no había, en casas particulares" y, según cuenta, los años pasaron más o menos tranquilos, sin grandes sobresaltos. "No tuvimos etapas de más o menos acercamiento, de mayor o menor intensidad, cuando discutíamos, al otro día ya estábamos contentos", aseguran.
Después de toda una vida juntos, afirman estar seguros que "no podrían vivir sin el otro", no por rutina o por estar acostumbrados, sino por amor. De hecho, uno de sus hijos cuenta al diario que recientemente operaron a Martina de la cadera y Eulogio no pudo esperar sin verla. "La besé, claro, pero al final ¡me pegó el constipado!", bromea Eulogio.
Aunque todavía tienen mucha energía, Eulogio asegura que preferiría "irse antes para que ella pueda disfrutar y buscar otro". Martina ríe, pero insiste: "Yo me muero con él, no hay otro igual".
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