"El sacerdote, en el momento de la ordenación, preparado durante años para ese instante, dice «sí» a Cristo para hacerse su voz, su boca, su mano, y servir con toda la existencia, a fin de que el buen Pastor, que ama y ayuda y guía hacia la verdad, esté presente en el mundo".
Por ello, continuó, "es difícil de comprender cómo un hombre que ha hecho y dicho esto puede caer después en tal perversión. Es una enorme tristeza, tristeza también porque la autoridad de la Iglesia no ha sido suficientemente vigilante ni veloz, decidida en la adopción de las medidas necesarias".
"Por todo ello estamos en un momento de penitencia, de humildad y de renovada sinceridad. Como escribí a los obispos irlandeses, me parece que ahora debemos llevar a cabo un tiempo de penitencia, un tiempo de humildad y renovar y volver a aprender con absoluta sinceridad", concluyó.
En marzo de 2010 Benedicto XVI escribió una carta en la que abordaba el tema de los abusos sexuales. En el texto, el Santo Padre proponía un camino de curación, renovación y reparación para la Iglesia en este país; expresó su cercanía y solidaridad a las víctimas, y reprendió a los responsables de "esos actos pecaminosos y criminales".