En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Padre, el Papa Benedicto XV aseguró que los cristianos, a semejanza de Jesús debemos ofrecer la propia vida por la verdad y la justicia ante el mal del mundo.

El Santo Padre indicó que “Jesús es el hombre nuevo que quiere vivir como hijo de Dios, es decir, en el amor; el hombre que ante el mal del mundo, elige el camino de la humildad y de la responsabilidad, elige no de salvarse a sí mismo sino de ofrecer la propia vida por la verdad y la justicia”.

“Ser cristianos significa vivir así”, señaló el Papa, sin embargo reconoció que “este tipo de vida comporta renacer: renacer desde lo alto, desde Dios, desde la Gracia”.

Benedicto XVI subrayó que “este renacer es el Bautismo, que Cristo ha donado a la Iglesia para regenerar a los hombres en la vida nueva”.

El Papa recordó que este domingo concluye el tiempo litúrgico de Navidad, “tiempo de luz, la luz de Cristo que, como nuevo sol aparecido en el horizonte de la humanidad, disipa las tinieblas del mal y de la ignorancia”.

“Celebramos hoy la fiesta del Bautismo de Jesús: aquel Niño, hijo de la Virgen, que contemplamos en el misterio de su nacimiento, lo vemos hoy adulto sumergirse en las aguas del río Jordán, y santificar así todas las aguas y el cosmos entero –como indica la tradición oriental”.

El Papa también cuestionó “¿por qué Jesús, en quien no había sombra de pecado, fue para hacerse bautizar por Juan? ¿Por qué quiso realizar este gesto de penitencia y conversión, junto con tantas personas que de este modo querían prepararse para la venida del mesías?”.

“El sentido de este movimiento de abajamiento divino se resume en una única palabra: amor, que es el nombre mismo de Dios”.

El Santo Padre indicó que el evangelista Lucas relata que “Jesús, habiendo recibido el bautismo, ‘mientras estaba orando, se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma. Se oyó entonces una voz del cielo: Tú eres mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección’”.

El Papa afirmó que “este Jesús es el Hijo de Dios que está totalmente inmerso en la voluntad de amor del Padre. Este Jesús es Aquel que morirá en la cruz y resurgirá por la potencia del mismo Espíritu que ahora se posa sobre Él y lo consagra”.

“Según la tradición, esta mañana tuve la alegría de bautizar a un numeroso grupo de niños que nacieron en los últimos tres o cuatro meses. En este momento quiero extender mi oración y mi bendición a todos los recién nacidos; pero en especial invitar a todos a recordar nuestro Bautismo, hacer memoria de aquel renacer espiritual que nos abrió el camino de la vida eterna”.

“Que pueda cada cristiano, en este Año de la fe, redescubrir la belleza de haber renacido desde lo alto, desde el amor de Dios, y vivir como su verdadero hijo”, concluyó.