En la homilía que pronunció en la casa Santa Marta, el Papa Francisco advirtió del peligro de perder la capacidad de sentirse amado y rechazar la gratuidad de la salvación.
Francisco comentó el Evangelio en el que Jesús narra una parábola en la que un hombre invita a una gran cena, pero algunos de los comensales finalmente dicen que no pueden asistir.
Estaban apegados al interés hasta el punto de que les llevaba a una "esclavitud del Espíritu" y a ser "incapaces de entender la gratuidad de la invitación".