Miles de fieles y peregrinos se reunieron en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical con el Papa Benedicto XVI quien en la introducción a la oración mariana dijo que las alegrías que Dios siembra en nuestra vida son luces para seguir adelante en el terreno caminar.
“Jesús es la única voz a ser escuchada, el único a seguir, aquel que yendo a Jerusalén donará su vida y un día transfigurará nuestro mísero cuerpo para conformarlo con su cuerpo glorioso”, dijo el Papa meditando sobre el pasaje de la Transfiguración.
El Pontífice describió y narró con sus propias palabras el evento de la Transfiguración: “Los tres discípulos que asisten a la escena están aturdidos por el sueño: es la actitud de quien, por más que es espectador de prodigios divinos, no entiende. Solo la lucha contra el torpor que los combate permite a Pedro, Juan y Santiago ‘ver’ la gloria de Jesús. Entonces el ritmo se hace más fuerte: mientras Moisés y Elías se separan del Maestro, Pedro habla, y mientras está hablando una nube lo cubre junto con los otros dos; es una nube que al tiempo que cubre, revela la gloria de Dios, como sucedió con el pueblo peregrino en el desierto”.