"De este modo pueden llevar a cabo su misión de anunciar y realizar el Reino entre los pobres y enfermos. Con su testimonio y sus obras apostólicas aseguran asistencia a los enfermos y necesitados, con preferencia por los más pobres, y promueven la pastoral de la salud".
En este sentido, pidió a los miembros de la Orden que creen "redes samaritanas" en favor "de los más débiles, con atención particular a los enfermos pobres, y que sus casas sean siempre comunidades abiertas y acogedoras para globalizar una solidaridad compasiva".
Por último, la misión compartida, "una verdadera urgencia, y no solo porque se atraviesan momentos de escasez de vocaciones, sino porque nuestros carismas son dones para toda la Iglesia y para el mundo".
"Más allá del número y de la edad, el Espíritu suscita siempre una renovada fecundidad que pasa por un adecuado discernimiento e incrementa la formación conjunta, de tal forma que religiosos y laicos tengan un corazón misionero que salta de gozo al experimentar la salvación de Cristo, y la comparte como consuelo y compasión, corriendo el riesgo de ensuciarse en el lodo del camino".