"Está la hipocresía de los pecadores, pero la hipocresía de los justos es el miedo al amor de Jesús, el miedo a dejarse amar. Y, en realidad, cuando hacemos esto, estamos tratando de gestionar nosotros mismos la relación con Jesús".
Es actitud consiste en decir: "Sí, yo voy a Misa, pero tú quédate en la Iglesia que yo me voy a casa". Entonces, lamentó el Papa: "Jesús no regresa con nosotros a casa: en la familia, en la educación, en los hijos, en la escuela, en el barrio…".
Por eso, el Papa invitó a hacer examen de conciencia repitiendo estas palabras: "Ay de ti, ay de ti". El Papa lo explicó: "Ay de ti, porque te he dado mucho, me he dado a mí mismo, te he elegido para ser cristiano, para ser cristiana, y tú has preferido una vida a medias, una vida superficial".
"Cuando se vive con esta hipocresía cristiana, aquello que hacemos y expulsar a Jesús de nuestro corazón. Actuáramos como si lo tuviéramos en nosotros, pero lo hemos expulsado. Somos cristianos orgullosos de ser cristiano, pero vivimos como paganos", concluyó.