"Pero, Padre, alguno podría decir que es difícil soñar alto, es difícil salir y estar siempre en salida. Padre, yo soy débil, yo caigo, yo me esfuerzo pero muchas veces caigo. Los alpinistas, cuando salen a las montañas, cantan una canción muy bella, que dice así: en el arte de salir lo importante no es caer, sino no permanecer caído. Si tú eres débil, si tú caes, mira un poco alto y verás la mano tendida de Jesús que dice, ¡Levántate! ¿Y si lo hago una vez más?, otra vez, y ¿si caigo otra vez?, te levantas. Pedro preguntó y Jesús respondió, 70 veces 7. La mano de Jesús está siempre para levantarnos, ¿han comprendido?"
El Papa explicó luego que es Jesús quien invita a todos a vivir la "aventura de la misericordia", como hicieron María de Betania y María de Nazareth.
A continuación, dirigiéndose a Cristo, Francisco dijo: "Señor lánzanos a la aventura de la misericordia, a la aventura de construir puentes y derribar muros (cercos y alambres), lánzanos a la aventura de socorrer al pobre, al que se siente solo y abandonado, al que ya no le encuentra sentido a su vida. Lánzanos a acompañar a los que no te conocen y decirles, lentamente y con mucho respeto tu nombre y el porqué de mi fe".
Para concluir, el Papa señaló: "aquí estamos, Señor. Envíanos a compartir tu Amor Misericordioso. Queremos recibirte en esta Jornada Mundial de la Juventud, queremos confirmar que la vida es plena cuando se la vive desde la misericordia, que esa es la mejor parte, la parte más dulce, la parte que nunca nos será quitada. Amén".