El Profeta Jonás fue el protagonista de la homilía del Papa Francisco en Santa Marta, donde el Pontífice aprovechó para denunciar a los rígidos de corazón y a los que se vengan cuando alguien les ha hecho mal.
Francisco recordó cómo Dios le pide convertir la ciudad de Nínive, pero la primera vez lo rechaza y la segunda acepta, aunque permanece "indignado", "enfadado" por el perdón que Dios concede al pueblo.
Jonás era un "testarudo" aunque más que eso, "era un rígido", porque estaba "enfermo de rigidez" y tenía "el alma almidonada".