Dos españoles que se dedicaron a pobres y enfermos, declarados Venerables por el Papa

Dos españoles que se dedicaron a pobres y enfermos, declarados Venerables por el Papa
Los nuevos Venerables

El Santo Padre durante una audiencia con el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, aprobó los decretos de virtudes heroicas de dos sacerdotes españoles y dos religiosas italianas. La aprobación de las virtudes heroicas y su consiguiente nombramiento como Siervos de Dios constituye el primer paso oficial en el proceso de canonización.

Los recién nombrados Siervos de Dios son el P. Luis Zambrano Blanco, sacerdote diocesano español, fundador del Instituto Secular Hogar de Nazareth. El P. Zambrano nació el 23 de diciembre de 1909 en Fuente del Maestre, un pueblo de Badajoz (España). Entró muy joven en el colegio diocesano de Badajoz, donde ya se encontraba un hermano.

Se ordenó sacerdote en junio de 1934 y en 1935 se consagraba el primer miembro del Instituto Secular Hogar de Nazareth del que fue fundador.

Entre 1941 y 1945 el P. Luis Zambrano estuvo encargado de una parroquia en el Almendral un pueblo de la diócesis de Mérida-Badajoz.

Pasó su vida al servicio de los más necesitados, especialmente se centró en la educación cristiana para niños, adolescentes y jóvenes, por lo que fundó diversas escuelas parroquiales así como comedores asociados.

Murió el 14 de febrero de 1983 "después de pedir fidelidad  las hijas de la institución que fundó.

Más en Vaticano

El Siervo de Dios Tiburcio Arnáiz Muñoz, sacerdote profeso español de la Compañía de Jesús. Nació el 11 de agosto de 1865 e ingresó en la Compañía de Jesús donde fue misionero. Murió el 18 de julio de 1926 en Málaga (España) y su cuerpo se encuentra enterrado en la iglesia del Sagrado Corazón de esta ciudad andaluza.

Las dos religiosas italianas también nombradas Siervas de Dios son Maria Teresa Spinelli, fundadora de la congregación de las Hermanas Agustinas Siervas de Jesús y María y Maria Costanza Panas religiosa de las Clarisas Capuchinas del monasterio de Fabriano

El siguiente paso sería la declaración como beato, para lo que se necesitaría un milagro atribuido a la intercesión de los ahora venerables, que debe ser reconocido por una comisión de expertos.

El beato es venerado en la diócesis, hasta que se declara santo, que es el último paso. Para ello se precisa de otro milagro atribuido a la intercesión del beato.

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