3. "Un paso más" hacia el perdón. Paul y Germaine, habéis tenido la valentía de contarnos la crisis que habéis vivido en vuestro matrimonio. Os lo agradecemos. Porque en el matrimonio están las crisis, y debemos msotrarlas y buscar el camino para resolver. No habéis querido endulzar la realidad con un poco de azúcar, habéis llamado por su nombre a todas las causas de la crisis: la falta de sinceridad, la infidelidad, el mal uso del dinero, los ídolos del poder y de la carrera, el resentimiento acumulado y la dureza del corazón. Mientras hablabais, pienso que todos nosotros hemos revivido la experiencia de dolor que se experimenta frente a situaciones similares de familias divididas. Ver a una familia que se rompe es un drama que no puede dejarnos indiferentes. La sonrisa de los cónyuges desaparece, los hijos están confundidos, la serenidad de todos se desvanece. Y la mayoría de las veces no se sabe qué hacer.
Por eso vuestra historia transmite esperanza. Paul dijo que, justo en el momento más oscuro de la crisis, el Señor respondió al deseo más profundo de su corazón y salvó su matrimonio. Eso es exactamente así. El deseo que hay en lo más profundo del corazón de cada uno es que el amor no se acabe, que la historia construida juntos con la persona amada no llegue a su fin, que los frutos que esta generó no se pierdan. Todos tienen este deseo. Nadie desea un amor a "corto plazo" o a "tiempo determinado". Y por eso se sufre mucho cuando los fallos, las negligencias y los pecados humanos hacen naufragar un matrimonio. Pero incluso en medio de la tempestad, Dios ve lo que hay en el corazón. Y, providencialmente, vosotros encontrasteis un grupo de laicos que se dedica precisamente a las familias. Ahí comenzó un camino de acercamiento y renovación de vuestra relación. Habéis vuelto a hablaros, a abriros con sinceridad, a reconocer las culpas, a rezar juntos con otras parejas, y todo eso llevó a la reconciliación y al perdón.
El perdón, hermanos y hermanas, cura todas las heridas, es un don que brota de la gracia con la que Cristo colma a la pareja y a toda la familia cuando lo dejamos actuar, cuando recurrimos a Él. Es muy hermoso que hayáis celebrado vuestra "fiesta del perdón" con vuestros hijos, renovando las promesas matrimoniales en la celebración eucarística. Me hizo pensar en la fiesta que el padre organizó para el hijo pródigo en la parábola de Jesús (cf. Lc 15,20-24), solo que esta vez los que se habían perdido eran los padres, no el hijo. Pero también esto es hermoso y puede ser un gran testimonio para los hijos. Porque los hijos, al salir de la infancia, se dan cuenta de que los padres no son unos "súper héroes", no son omnipotentes y, sobre todo, que no son perfectos. Vuestros hijos han visto en vosotros algo mucho más importante, han visto la humildad de pedirse perdón y la fuerza que habéis recibido del Señor para levantaros de la caída. De esto tienen verdaderamente necesidad. También ellos en su vida se equivocarán y descubrirán que no son perfectos, pero recordarán que el Señor vuelve a levantarnos, que todos somos pecadores perdonados, que debemos pedir perdón a los demás y también que debemos perdonarnos a nosotros mismos. Esta lección que han recibido de vosotros permanecerá en sus corazones para siempre. También a nosotros nos ha hecho bien escucharlos. ¡Gracias por este testimonio de perdón!
4. "Un paso más" hacia la acogida. Os agradezco a vosotros, Iryna y Sofía, vuestro testimonio. Habéis dado voz a tantas personas cuyas vidas se han visto afectadas por la guerra en Ucrania. Vemos en vosotros los rostros y las historias de tantos hombres y mujeres que tuvieron que huir de su tierra. Os agradecemos porque no habéis perdido la confianza en la Providencia, y habéis visto cómo Dios obra en vuestro favor también por medio de personas concretas que os ha hecho encontrar: familias acogedoras, médicos que os han ayudado y tantos otros hombres de buen corazón. La guerra os ha puesto frente al cinismo y a la brutalidad humana, pero también habéis encontrado personas de gran humanidad. ¡Lo peor y lo mejor del hombre! Es importante para todos no quedarse fijados en lo peor, sino valorar lo mejor, el mucho bien que es capaz de hacer todo ser humano, y volver a partir de allí.