Son varias las razones por las cuales el Papa Francisco visitará Corea del Sur entre el 14 y el 18 de agosto: su deseo de visitar Asia porque era el continente que "faltaba" en las últimas visitas papales, el gran crecimiento de la Iglesia en el país o por su deseo misionero de joven, pero sin duda también marca esta visita su gran amistad con los católicos coreanos que se gestó desde que era Obispo Auxiliar de Buenos Aires en Argentina.
El ahora Papa Francisco fue designado Obispo Auxiliar de Buenos Aires el 20 de mayo de 1992. El entonces Arzobispo, Mons. Antonio Quarracino, le encomendó la zona de Flores en donde había una comunidad coreana con la que entabló estrechos lazos y que se había asentado en la zona muchos años antes.
Entre las distintas labores que realizó, el entonces Mons. Jorge Mario Bergoglio pidió a la comunidad de las Pequeñas Siervas de la Sagrada Familia, con sede en Corea, que lo ayudaran en el Hospital Álvarez, para lo cual escribió una carta a la superiora en Seúl en enero de 1993. En marzo de ese mismo año, el ahora Papa Francisco le pedía ayuda al cónsul argentino en la capital coreana para que ayudara en lo que necesitaban las hermanas que partirían a Argentina para la ayuda pastoral para la que eran requeridas.