Con una Misa multitudinaria en la Catedral, el Cardenal Jaime Ortega Alamino se despidió como Arzobispo de La Habana (Cuba), cargo que ejerció desde 1981 y que le permitió estar presente en las visitas de los tres últimos pontífices a la isla.
La Eucaristía se celebró el sábado 7 de mayo. Al final de la misma, el Purpurado dio un discurso en el que agradeció a las autoridades cubanas "las posibilidades de superar periodos críticos y momentos difíciles, y haber sido capaces de avanzar sin retrocesos por un camino de diálogo".
Un diálogo, añadió, "no comprendido por muchos dentro y fuera del país, dentro y fuera de la Iglesia y dentro y fuera de las estructuras gubernamentales".