Ante la demanda presentada por un grupo de ateos en Estados Unidos para evitar que se incorpore una Cruz de seis metros de alto en el museo dedicado a las víctimas de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, el sacerdote franciscano Brian Jordan recordó que este símbolo cristiano aún consuela a muchos.
El presbítero hizo esta afirmación en entrevista con ACI Prensa en referencia a la demanda presentada por el grupo American Atheists (ateos de Estados Unidos) cuyos miembros buscan evitar que la Cruz sea parte del museo, aduciendo que tenerla allí es "una inadmisible mezcla de la Iglesia y el Estado".
El sacerdote dijo que esta Cruz, encontrada el 13 de septiembre de 2001 entre los escombros, "es un signo de consuelo para quienes perdieron a sus seres queridos. También da esperanza y apoyo a los que han quedado, especialmente durante el rescate y recuperación de los trabajadores, los bomberos, policías y muchos otros".