"Y me detengo especialmente en este punto: había una política vaticana que pensaba que el comunismo era un fenómeno que había llegado para quedarse y que había que tratar con él para conseguir algún especio de libertad para la Iglesia. Y este Papa que venía del 'mundo comunista' en su primer viaje a Polonia, con su apoyo al movimiento del Sindicato Solidaridad comenzó el derrumbe del sistema soviético. Esto es algo que debemos agradecerle", dijo.
Finalmente, el prelado argentino contó una anécdota personal que vivió con Juan Pablo II.
"La primera vez que estuve con Juan Pablo II, yo era joven, tenía 48 años y muy poco como obispo. El Papa Wojtyla me puso la mano en el hombro y me dijo con esa voz suya, tan particular: 'Obispo joven'. Y yo me atreví a decirle: 'Santidad: Usted sabe que eso es un defecto que se corrige con el tiempo' y él asintió y con esa voz potente dijo: 'Tiene razón'. Nunca voy a olvidar eso y lo tengo registrado en una foto que veo con frecuencia y me permite acordarme muchísimo de este Papa al cual ahora tenemos que invocar como santo", relató.
"Pidámosle todo lo que necesitemos. Pidámosle que la Iglesia pueda en este contexto tan difícil dar testimonio de la verdad de Cristo y no atemorizarse ante los problemas y ante los movimientos contrarios sino que ese testimonio martirial que viene dándose desde el tiempo de los apóstoles tiene que repetirse", concluyó Mons. Aguer.