También nosotros tenemos raíces, cada uno de nosotros tenemos raíces ¿recordamos nuestras raíces? ¿de los padres? ¿de los abuelos? ¿Estamos vinculados a los abuelos que son un tesoro? 'no, pero son viejos, no'… ellos te dan savia, tú tienes que ir hacia ellos para tomar y crecer y llevar hacia adelante. Nosotros no decimos 've y refúgiate en las raíces, no, no, ve a las raíces, toma la savia, y ve hacia adelante, ve a tu lugar. No te olvides. Y repito lo que he dicho muchas veces, aquel verso bello 'todo lo que el árbol ha florecido proviene de lo que ha sumergido'. Tú podrás crecer en la medida que estás unido a las raíces, te viene la fuerza de allí, si tú podas las raíces, todo nuevo, no te lleva a nada eso, no te hace crecer, terminarás mal.
3. El tercer aspecto de este viaje ha sido una peregrinación de esperanza. Oración, raíces y esperanza. He visto mucha esperanza en los ojos de los jóvenes, en el inolvidable encuentro en el estadio de Košice. Me ha dado esperanza ver muchas, muchas parejas jóvenes, muchas, y muchos niños. Yo pensé en el invierno demográfico que estamos viviendo y aquellos países florecen con parejas jóvenes, con niños, un signo de esperanza.
Especialmente en tiempo de pandemia, este momento de fiesta fue un signo fuerte y alentador, también gracias a la presencia de numerosas parejas jóvenes, con sus hijos. Como fuerte y profético es el testimonio de la beata Anna Kolesárová, joven eslovaca que a costa de su vida defendió la propia virginidad contra la violencia: un testimonio más actual que nunca, lamentablemente, porque la violencia sobre las mujeres es una llaga abierta en todos lados.
He visto esperanza en muchas personas que silenciosamente, se ocupan y se preocupan del prójimo. Pienso en las Hermanas Misioneras de la Caridad del Centro Belén en Bratislava, buenas hermanas que reciben a los descartados de la sociedad rezan y sirven, rezan y ayudan, y rezan mucho y ayudan mucho, sin pretensiones, son las heroínas de esta civilización, yo quisiera que todos nosotros hagamos un reconocimiento a Madre Teresa y a estas hermanas, todos juntos, un aplauso a estas hermanas buenas. Estas hermanas acogen a personas sin hogar. Pienso en la comunidad gitana y en los que se comprometen con ellos por un camino de fraternidad y de inclusión. Fue conmovedor compartir la fiesta de la comunidad gitana: una fiesta sencilla, que sabía a Evangelio. Los gitanos son nuestros hermanos, debemos recibirlos, como hacen los padres salesianos allí en Bratislava, cercanos a los gitanos.