Concebido por la Virgen por obra el Espíritu Santo, Jesús emprende su misión después de que, salido del agua del Jordán, es consagrado por el Espíritu que desciende y permanece sobre Él (cf Mc 1,10; Jn 1:32). Él lo declara explícitamente en la sinagoga de Nazaret. ¡Es hermoso como se presenta Jesús, cual es el carnet de identidad de Jesús en la sinagoga de Nazaret! Escuchemos como hace: "El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva"(Lc 4, 18). Jesús se presenta en la sinagoga de su pueblo como el Ungido, El que ha sido ungido por el Espíritu.
Jesús está lleno del Espíritu Santo y es la fuente del Espíritu prometido por el Padre (Jn 15, 26; Lc 24, 39; Hch 1, 8, 2.33). En realidad, en la noche de Pascua el Resucitado sopló sobre los discípulos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo" (Jn 20,22); y en el día de Pentecostés, la fuerza del Espíritu desciende sobre los Apóstoles de forma extraordinaria (véase Hechos 2: 1-4), como sabemos.
El "Respiro" de Cristo resucitado llena los pulmones de la Iglesia de vida y, en efecto, las bocas de los discípulos, "llenos del Espíritu Santo", se abren para proclamar a todos las grandes obras de Dios (véase Hechos 2: 1-11).